Laguna de Chignahuapan: noveno páramo al Mictlán

Mario Galeana

Chignahuapan, Pue.-  En un día soleado de verano, la laguna de Chignahuapan se convierte en un reflejo esmerilado del cielo mismo. Erizada por el viento, su superficie hialina permite atisbar el trajín de las carpas que silenciosamente van deslizándose a través del agua, mordisqueando algas y lirios.

Pero en los días más comunes, días en los que la neblina araña las montañas y las callejuelas, la laguna se parece más al mito prehispánico que le dio nombre a este municipio enclavado en la Sierra Norte.

Versa aquel mito que, del mismo modo en que un bebé permanece nueve meses en el vientre de su madre antes de nacer, cuando las personas mueren deben atravesar nueve páramos, o nueve inframundos, antes de poder llegar al Mictlán, la tierra de los muertos.

“Y Chignahuapan, que toma del náhuatl el nombre ‘lugar sobre las nueve aguas’, es el noveno páramo, el último de esos inframundos. Fray Bernardino de Sahagún lo describió, en su momento, como un lugar frío, tenebroso, rodeado de montañas, donde el viento corre como un cuchillo de obsidiana y las fieras devoran el corazón de los hombres”, explica el director de Turismo municipal, Jorge Gámez García.

La laguna está formada por nueve ojos de agua y el vigor del manantial del que emana es tal que su cauce alimenta las cascadas de Tuliman y Quetzalapan, en Zacatlán, y desembocan hasta el Río Tecolutla, en el Golfo de México.

La laguna es también el escenario principal del Festival de la Luz y de la Vida, una de las principales celebraciones del municipio que se realiza el 31 de octubre y el 1 de noviembre.

La celebración convoca ese antiguo mito sobre la muerte y el renacimiento y, desde un pequeño islote en la laguna, donde ahora mismo se construye un reloj monumental en honor a los alfareros de la región, suelen realizarse exhibiciones de danza prehispánica y fuegos pirotécnicos, mientras que en el municipio se realizan tapetes de aserrín con representaciones de la muerte y, en ocasiones, marchas con antorchas.

En la víspera de la celebración, en Chignahuapan también se realizaba un mural monumental que llevará por título Paso de las Catrinas, y que, como su nombre lo indica, es una vasta representación de la muerte, pero también de la vida, del ciclo eternizado en el nombre de la laguna.

Además de ser un referente identitario, la laguna de Chignahuapan es, asimismo, uno de los principales atractivos turísticos del municipio. Los fines de semana se rentan kayaks y lanchas, y durante algunos meses también se permite la pesca de carpas.

En algún tiempo, la profusa existencia del lirio representó un problema para el agua de la laguna, que también se utiliza para el consumo humano. Cada día alrededor de cuatro personas extraían hasta 35 toneladas.

Para corregir este problema, se vertieron sobre la laguna un millón 200 mil carpas herbívoras que poco a poco, en su cadencia propia bajo el agua, consumen el lirio y las algas.

Para marzo, el gobierno municipal tiene planeado depositar otro millón 200 mil de estos peces, lo que a su vez inaugurará la temporada de pesca.

 

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